sábado, 17 de abril de 2021


/NO SABER DANZAR/

Cómo vestirse para bailar desvestidos
cuando en la crin de la luz
yace sentado un duende
viendo al horizonte
que borraron las avispas.
La flor roja
con su gran cresta amarilla
les robó el aliento a las bestias
que duermen en las orillas
de un tiempo que no existe.
 
A partir de hoy los pobres
se declaran huérfanos
y sus llagas ya no pueden detenerlos
porque su callo los obliga a seguir
a salir y a paliar las penas.
Apalear o ser apaleados.
 
Así está diseñada esta vida
que es ordeñada
desde un cosmos irreverente
que expele su miasma
y el sangrante bermellón
se derrama por la campana
que no cesa en su tañer desde
aquella noche espesa.
 
Las ropas desgarradas
regadas por el suelo
junto a catéteres usados
y partes pequeñas de cuerpos
porque el baile fue clausurado.
 
Mientras el polvo de los antibióticos
vuela por todas partes.
La palabra feria
fue olvidada
sin necesidad de emplearla más.
 
Terminar con la vida
no es una opción,
pese a que es una posibilidad fácil,
nadie dijo que sería algo suave.
 
Jardines de expectorantes
poblados por heridos enfermos
que claman por oxigeno
para que sus suspiros no se diluyan
en un pedazo de piel caliente
que estará fría, muy fría y vacía.
 
Quien ora por los que moran en silencio
cargando pesadas culpas ajenas.
 
Hay gente, mucha gente
que no sabe que es danzar,
sus pies solo saben de andar
hasta que quedan viendo para arriba.


 

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