Es inconcebible esta nueva realidad tan violenta, que paranoia, en serio. Que inestable que se siente todo, que inseguros. Tan inseguros que poco más de 60 días después de haber venido al mundo nos podemos ir de nuevo a ese indescriptible limbo al que nos conduce la muerte, en el que aún no sabemos si volveremos de nuevo como tanto nos lo prometen o si no hay nada, nada más que un vacío absoluto. Aunque, si es por alguna enfermedad o algún accidente propio de la vida misma, debe resultar natural y no ser tan espectral como para que un maldito de mente podrida nos la arranque así de romplón, por la salpicadura sangrienta de una de sus balas perdidas. Hasta dónde se ha llegado de bajo en este país. Que viles. Que ruines. En serio que mala imagen. Me conmovió mucho la muerte tan insulsa de ese bebé un pequeño que con apenas dos meses de vida, ya convertido en un nómada abordando un bus del transporte público con su madre hace su último viaje, porque es tal la incompetencia de nuestro paupérrimo Gobierno que no nos pueden garantizar la seguridad de nuestra integridad. Nos apostamos a una vil lotería que cobra muchas vidas cada día. Creo que preferiría jugar Ruleta Rusa en lugar de vivir en Guatemala. Ya demosle la vuelta a la página, cambiemos este fatidíco presente, está en nosotros el cambio, que ya no den ganas de irse a otro lado, que den ganas de vivir, gozar y disfrutar la vida aquí, eduquemonos más, cambiemos esa cultura de violencia que nos ensombrece y nos hunde. Re-encontremonos con la luz del horizonte, ¿Quien con una luz se pierde? Salgamos de este fango, levantemonos ya! Bien lo dice el sagrado Pop Wuj "Que todos se levanten, que no se quede ni uno ni dos atrás, que nadie se quede atrás de los demás". Ya es hora de dejar de escribir notas pesimistas, redireccionemonos, reconstruyamonos, volvamos al equilibrio, "Paz y Amor. Porque no hay nada mejor que hacer el amor en paz".
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