jueves, 26 de febrero de 2009

Mis Impresiones de la que fue la última Feria Internacional del Libro





ANÓNIMO EN FILGUA V
(…y la crónicade jazz cambiado a New Age de una historia que sí es real, o así lo parece, dispense usted por las faltas…) versión 8.11
Por no Luis Alberto Palacios R.
Desde hace como tres meses me enteré de la Feria Internacional del Libro FILGUA a celebrarse en Guatemala en su quinta edición con un invitado de honor que representa la meca de la producción literaria de Latinoamérica y del mundo como la Argentina…
me llené de una expectación y una emoción muy grande y empecé a ahorrar unos lenes para hacer un viaje de “bajo perfil” a la Ciudad de Guatemala e ir a inmiscuirme por cuarta vez consecutiva a las conspicuas bodegonas del Parque de la Industria en las que aún por nuestros elevados índices de analfabetismo y una identidad perdida y taciturna que divaga por los complejos caminos de la ignorancia que azota a este país desde hace muchos años (es decir que la gente no lee), sólo se habilitan 3 salones como máximo por cada una de las ferias que se han venido realizando cada dos años, y que a partir del próximo año empezará a desarrollarse una cada año.
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Empieza La Feria, los tickets están a la venta.
No pude llegar a la inauguración del viernes 25 porque tenía que trabajar y salí de Pana el sábado a mediodía después de asistir a mi programa universitario de fin de semana, me fui transbordando porque la Rebuli ya se había ido y llegué a la Capirucha después de media tarde, me bajé a orinar las flores en Miraflores e inmediatamente después abordé una camioneta que me llevara al Parque de la Industria –puede ser cualquiera de las que tienen un rótulo negro con una palabra de letras rojas como sangre que dice TERMINAL-. Llegué rápido e inmediatamente me dirigí a la taquilla para pagar mi boleto de Q5.00 hice cuentas y me di cuenta de que no estaba como para poder ir diario (y también pensé en los bolsillos del prójimo y me pregunte…??) además de que ya estaba sabido que debía volver al lago antes del miércoles para retomar las labores.
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Primera Inmersión y un Encuentro. 4:20 p.m.
Inmediatamente al entrar empecé a sumergirme entre los miles de libros que me miraban con sus ojos-palabras de sabiduría, conocimiento, experiencias y vivencias de toda clase de autores y temáticas un verdadero festín de palabrerío. Después de ubicar 5 de mis libros en el stand de la Editorial que me publicó ignorando si estos se vendieron o no, lo más seguro es que no, porque de las dos veces que fui pude ver que la asistencia de gente fue escasa, en fin… después de eso, emprendí mi excursión en busca de libros, y tuve un encuentro catártico con el maestro Luis Cardoza y Aragón, lo pude ver ahí, viejito y peludo, inteligente y enamorado de Lya, contando parte de su historia, lo vi en ese documental que nunca antes había visto, y no lo vi completo porque cuando llegué ya estaba empezado desde hace no se cuanto tiempo, un Cardoza artista, realmente viejo, viejo sabio, viejo genio, que mostraba sus columnas de libros, sus pinturas y las de otros grandes pintores y las comentaba. Al terminar el documental fui en busca de alguno de sus libros y volví a leer El Brujo para conocerle mejor y entenderlo un poco más.
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Compras Primogenitas
Empecé a caminar entre los Stands de libros, merodeando sin detenerme, como curioso sondeando y explorando primero el área, no había comido nada desde que me desperté pero aún así decidí almorzarme una buena sopa de letras. Luego me detuve de entre mis diversas vueltas alrededor de los Stands e hice una parada en la olvidada Tip. Nac. (Tipografía Nacional) y conseguí una buena adquisición de libros hechos por coterráneos casi todos ellos pertenecientes a un movimiento, el colectivo RIN 78 y me traje al lago las obras de Dante Liano, Luis Alfredo Arango, Manuel José Arce, Fausto Aguilera, Ana María Rodas, y otros más viejos como Enrique Gómez Carrillo y Rafael Arévalo Martínez. Todos estos con sus obras individuales o en compilados y antologías por precios realmente módicos.
A partir de ahí empecé meticuloso y un tanto paranoico sin saber a dónde continuar y de paso saludando al estimado y polémico crítico de música Jorge Sierra, a quien no veía desde hace cómo 7 años, y quien por cierto a los directores y lectores de la Ati les extiende fraternales saludos.
Sin darme cuenta en que momento me encontraba pagando Le Madamme Bovéry de Gustave Flaubert en dos tomos por Q25.00.
Y ese sábado ahí me detuvo el presupuesto.
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Cada vez que se termina… y la despedida.
El lunes, antes de regresarme al laguito, fuimos con un buen amigo, un amante de los libros y la buena música, de aquellas amistades con las que siempre surgen comentarios interesantes que hilan conversaciones, uno de los objetivos claros era Arthur Rimbaud y los clásicos. Nos encontramos con dos obras de Rimbaud realmente económicas Q35.00 y puedo dar fe de que las ediciones tienen bastante calidad, así que yo ahora paso por Una Temporada en el Infierno, Rimbaud y mi amigo por Iluminations, Rimbaud también. Así entonces, fui sumando otras buenas adquisiciones como Marcel Proust, Herman Hesse y Franz Kafka, y mi pequeñito presupuesto tronó por completo, y una vez más me he quedado en deuda con Los Hermanos Karamazov (mi libro negado) de Dostoyevski, y con Leon Tolstoi, F. Nietszche, Roberto Bolaño, Truman Capote, Ernest Hemingway y uffff… ¡Cuanta deuda! Que poco a poco, ahora cada año, se irá saldando Je…, eso espero, porque siento que hay muchas pero muchas obras que estos sentidos y esta conciencia están por leer.
Curiosamente muy recientemente me reencontraba en la red con un amigazo Argentino publicista, que me escribía que los libros no son como las películas en el cine que salen de cartelera, los libros siempre están y estarán.
lualpal@yahoo.com

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