CÁMARA CEREBRAL
tablas de un muelle
pasó la juventud.
En las aguas flotan
los recuerdos de las platicas,
las risas,
las almas,
las lágrimas,
los fluidos de fornicaciones,
los júbilos,
las frustraciones,
las prisas.
Muy lejos de las aguas
está el grisáceo
y platinado color
de la Metrópoli
(tipo “High -fucked- Life”)
y con ella
-los cacos-
los lujos,
-te robo-
los diamantes,
los encendedores de plata,
-las pistolas de acero-
las imponentes bolsas
-de pisto que descaradamente nos roban-
para guardar dinero,
los vestidos carísimos.
Y el contraste
es tan embrutecedor
que entre aguas cristalinas
-la violencia-
y joyas,
la cámara fotográfica cerebral
combinada con tecnología
metálica material
se fundió,
Cuando la veo,
siento como rasga
mis indiferencias
y mis frialdades,
dejando al descubierto
mis más nobles
y sensibles sentimientos.
Todo eso lo hace con
una humildad tal...
y entonces yo la añoro.
Ella es la gloria
que tanto he estado buscando,
la estabilidad de mis desvaríos
emocionales.
La percibo tan cerca de mí...
aunque la verdad
es que nos mantiene separados
una distancia mitológica.
Mi problema principal
radica en que ella
aún no se ha percatado
de lo mucho que la ansío.
Con razón,
este amor aún no fluye
y se distribuye flotando entre ambos
sin coincidente dirección.
¿Qué hacer
con los precoces sentimientos?
¿En dónde colocarlos?
¿Por qué no coquetear
entre los líquidos
del erotismo?
Preguntas incomodas
causando estragos.
Hay flores rojas
puestas sobre la tela más gacha.
Lo que queda del alma
danza con tranquilidad
en el festival de poesía.
Cuando termine
esta necesaria fiesta
y los espíritus,
los ángeles
y los demonios
se vayan,
los agitados sentimientos
serán tristemente eyaculados
y todo habrá terminado.